Slot. //Alicia Subirana |
El mejor amigo del hombre se marcha entre lágrimas
Sale de casa corriendo y emocionado por poder pisar la calle y jugar con ella. Pasean juntos y él la mira y a veces espera las indicaciones que se le deben dar para poder cruzar la calle. Si ella nota que está impaciente y tira demasiado de la correa lo frena en seguida y le dirige unas palabras cariñosas pidiéndole que se calme un poco. Ella, que hace ya un tiempo que lo conoce, lo mira con ternura, sabiendo que es uno de los mejores perros que ha conocido jamás. No es una mascota, es un compañero, un amigo y un colega.
Solamente hace falta un despiste,
un lametón, unos cuantos mordiscos y se acabó. Al llegar a casa el compañero,
el amigo, el colega, se encuentra mal. Ella mira a su pareja, el dueño del
pobre animal, y apenas hace falta un instante para decidir que deben llevarlo al
veterinario. Una vez allí las declaraciones del profesional son claras, duras y
contundentes: se muere.
Ella, que le tenía un aprecio desmedido a aquella criaturita de cuatro patas, no puede expresar con palabras lo culpable que se siente, pero el dueño, que llora como un niño pequeño, sabe que la culpa no es suya. Padres, hermanos, sobrinos, etc., todos se acercan al hospital veterinario para dar fuerzas y ánimos al miembro de la familia que se va. El animal se anima cuando los ve a todos en la sala y besa y recibe mimos por parte de los visitantes. Parece que ha esperado este momento para poder decir adiós, pues una vez ha dado amor a todos aquellos que lo han ido a ver, se va de este mundo.
Una sentencia. Una palabra que
llena a toda una familia de rabia: envenenamiento. Un miembro de la familia, un
compañero, un amigo, un colega ha sido envenenado en una de las calles de Les
Franqueses del Vallès. Quizás no se sabrá nunca quién ha sido y la persona que
lanzó ese trozo de comida que el perro ingirió de forma inocente habrá cumplido
con su cometido. Es un crimen, un asesinato en toda regla, un peligro que
amenaza a aquellos pequeños seres, los mejores amigos del hombre, expuestos por
ser inocentes como niños pequeños.
Un despiste, unos cuantos
mordiscos y una vida que se va. Nuestro amigo canino, que ha muerto por una
hemorragia interna, ha sido una prueba de los peligros que se esconden en una
calle cercana a uno de los colegios de Les Franqueses del Vallès, dónde niños
de parvulario ríen despreocupados en el recreo. Los pequeños valientes son
ajenos a la amenaza ponzoñosa de los rincones de su pueblo. Un juego, algo
goloso, un mordisco y se acabó.
A la memoria de Slot, un perro
lleno de humanidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario